Al Orejotas le encanta su bicicleta tal y como está. Pero cuando Noddy la atropella sin querer con su coche, se siente tan mal que cuando la lleva a arreglar, le pide al señor Chispas que la deje incluso mejor que antes. El Orejotas se lleva el susto de su vida al subir a la bicicleta después del arreglo y Noddy aprende que si quieres ayudar a alguien es mejor respetar los deseos de esa persona.