Tras su regreso al espacio de la Alianza, el capitán Black Jack Geary es ascendido a almirante de la flota, a pesar de que al consejo rector le aterra la posibilidad de que lleve a cabo un golpe de Estado. El nuevo rango de Geary le otorga la autoridad necesaria para negociar con los síndicos, que han sufrido una cantidad crítica de bajas y podrían, por fin, mostrarse dispuestos a no prolongar la guerra. Con determinación, Geary encabeza el retorno de la flota al espacio síndico. Sabe que la capitulación del enemigo será una empresa ardua. Así, se lanza a la batalla, sin olvidar que los alienígenas, aún más poderosos, acechan en el otro extremo del espacio ocupado por los síndicos.