Alison Willetts sufre la desdicha de continuar con vida. Sobrevivió a una apoplejía, provocada deliberadamente por una diestra manipulación sobre ciertos puntos sensibles de la cabeza y el cuello. Puede ver, escuchar y sentir; percibe todo lo que sucede a su alrededor, pero está totalmente incapacitada para moverse o comunicarse. La policía piensa que el asesino cometió su primer gran error al dejar a Alison Willetts con vida, pero el detective Tom Thorne descubre la horripilante realidad: el error no es el cometido con Alison, sino con las tres mujeres que ya ha asesinado. Hay «un premeditado margen de error» en el modo en que el asesino ha acabado con ellas y Thorne está convencido de que habrá más víctimas. Debe encontrar al hombre que posee esa terrorífica agenda y Alison es la única persona que tiene la clave para descubrirle.