Un brutal asesino siembra el pánico en Richmond, Virginia, al amparo de la noche. Tres mujeres han aparecido salvajamente asesinadas en sus propios dormitorios. El responsable de estos crímenes deja muy pocas pistas y actúa siempre los sábados de madrugada. De manera que cuando la doctora Kay Scarpetta, jefa del Departamento de Medicina Legal, recibe una llamada a las dos y media de la mañana, supone que algo grave ha sucedido: hay una cuarta víctima.