He regresado cojonudo, por fin libre, casi etéreo. He echado una ojeada alrededor de la mesa con indolencia. No he aceptado el chupito normando que me ofrecían. La Normandía empezaba a tocarme los huevos de verdad. Quería París y mi piso en La Butte de Montmartre. Un bar oscuro y una turista holandesa. Yo soy así, una especie de buitre, capaz de ir de viaje de ida por el mundo a través de un pijama de mujer. Yo soy así, digamos que lo fui. Eso era antes del matrimonio, antes del fracaso en la vida, antes de la eternidad. Antes de la memoria corta. No es muy alegre. Pero no temáis. Se lee con facilidad.