Tarzán aparece en medio de la gran cuidad: supermercados, ascensores, semáforos, coches, televisores y le resulta imposible orientarse. ¡No hay sitio para Tarzán! Susi, Andrés y Bert, tres buenos amigos, lo descubren en un hipermercado y procuran ayudarle de la forma más divertida. El autor sabe presentar en clave de humor el enfrentamiento entre dos modos de vida muy distintos: uno representado por los niños y Tarzán, y otro por la tecnología de la gran ciudad.