Marcelo tiene diecisiete años y es un chico un poco especial. Se desconcierta si sus días no siguen un horario y una rutina estrictos: despertarse a la misma hora, dar de comer a Namu, leer un rato, desayunar siempre lo mismo. Marcelo no entiende los matices, las expresiones faciales ni los sentidos figurados. Para él todo es blanco o negro. Y concreto. No comprende cómo alguien puede creer en un dios que no ve. Y tampoco sabe qué significa enamorarse. Pero a Marcelo le encanta la música. Es capaz de distinguir las notas de una composición de Bach e incluso a menudo se queda absorto al ritmo de una melodía que solo él puede oír en su cabeza. Y es un fantástico cuidador de caballos. Aunque Marcelo se pierde si se le deja solo en un lugar que no conoce, ahora deberá superar una prueba de fuego: trabajar un verano en el despacho de su padre como chico del correo. Una aventura que le enfrentará a un inesperado dilema y que le revelará el verdadero sentido de los matices de esa realidad que a veces resulta tan irreal Una historia original y llena de humor, fresca y profunda a la vez, que nos permite redescubrir el mundo en que vivimos. Un libro inteligente y estimulante, apasionante y bello. ¡Ojalá hubiera más Marcelos en el mundo real! Han Nolan, ganador del National Book Award