Te has fijado en mi cuello y no puedes dejar de mirarlo. No me extraña ni pizca, la verdad. Es bastante difícil no fijarse en este cuello. Sí. No se ve más que cuello, cuello, cuello y más cuello. No puedo evitarlo. Lo he intentado, en serio. Pero da igual que me encoja, que me agache, que me aplaste o que me haga un ovillo. El cuello siempre se ve por un lado, por otro, ¡por todas partes! Todito entero. Bueno, acércate y mira cuanto quieras. Pasa las páginas y sigue alucinando, o no- Lee mi lamento o pasa a otra cosa, mariposa. Todo va a seguir igual. Ya he hablado más de la cuenta y ni siquiera ha empezado el libro. Puede que te haya molestado. Por lo visto molesto a todo el mundo... ¡hasta yo me molesto a mí mismo! Conque... sigues mirándome el cuello, ¿eh? En fín, es imposible fijarse en otra cosa, estando mi cuello por aquí.