En la Sicilia de 1945, mientras se halla descansando cerca del convento de santo Stefano, el obispo de Agrigento sufre un atentado que lo deja al borde de la muerte. Monseñor Peruzzo es muy querido por el pueblo. Todo el mundo reza por él, pero ni el mismo obispo tendrá constancia hasta años más tarde de que las diez monjas más jóvenes de un convento de clausura ayunaron hasta entregar su vida para que Dios salve al pastor.