Un furioso temporal en la costa cantábrica arroja contra los acantilados de Getxo un barco inglés, cuya carga de carbón se desparrama por las peñas. Todo el pueblo acude por la noche, como una marea humana acuciada por la necesidad, a recoger aquel oro negro que el oleaje y la resaca traen consigo. Sabas Jáuregui es consciente de que no puede dejar pasar la oportunidad y, en medio de la tormenta, arrastra a sus hijos Fermín, Cosme, Bruno e Ismael, y a su cuñado Pedro, a buscar un buen sitio en el acantilado desde donde subir el carbón que tanto necesitan en la cocina del caserío. Cuando a medianoche la tragedia hace su aparición, sólo la tenacidad arrolladora de Sabas, su aplomo ante el infortunio, su implacable severidad, logran empujarlos a todos, entre desgarros y odios, pero también con el apoyo incondicional de Ismael, el menor de sus hijos.