En unos relatos que son más personales que todos los que ha escrito antes, Alice Munro reconstruye la historia de su familia en una ficción imaginada magníficamente. Un niño es llevado a Castle Rock en Edimburgo, donde su padre le asegura que en un día de buena visibilidad se ve América, y él alcanza a ver el sueño de su padre. En los relatos posteriores, al hacerse realidad el sueño, dos cuñadas experimentan tipos de pasión muy distintos en la larga travesía al Nuevo Mundo; un bebé se pierde y vuelve a aparecer como por arte de magia en el viaje desde Illinois a la frontera canadiense. Evocadores e inesperados, cautivadores, con gancho, estos relatos reflejan la profundidad y la riqueza de la experiencia de la autora.