En el mar de Vigàta, hubo una vez un joven llamado Giurlà, que nadaba como un pez, pescaba sólo con las manos, y era capaz de estar tanto tiempo debajo del agua que los que no lo conocían pensaban que había muerto ahogado. Un día, los problemas económicos de su familia lo alejan del mar y debe aceptar un trabajo de pastor en las montañas. Poco a poco, aprende a apreciar su nueva vida: el silencio, la soledad, la intensidad de los colores en los pastos. Pero la llegada de la primavera trae algo más que esa explosión de colores. Giurlà descubre la pasión, el amor y también el peso de la ausencia en un triángulo amoroso muy particular en el que entran en juego la enigmática hija de un marqués, Anita, y una cabra muy especial, Beba, a las que queda unido para siempre por un misterioso cascabel. Tras El beso de la sirena y El guardabarrera, Camilleri cierra con La joven del cascabel su trilogía mítica en la que recupera las metamorfosis mitológicas como la de Leda y el cisne o la de Pasifae, para hablarnos de algo tan universal como los límites del amor.