“La guerra de los botones” retrata la encarnizada y divertida rivalidad entre los chicos de dos pueblos vecinos: Longeverne y Velrans. Llena de planes y contraplanes, de asechanzas y emboscadas, de malicias y planchas, de furiosa enemistad y compañerismo, de cruces de insultos e improperios que llevan al lector en volandas, esta novela es un retrato inolvidable de una edad que todos reconocemos, precisamente porque la evoca desde el punto de vista de sus jóvenes protagonistas, alguno de los cuales todos hemos sido, en mayor o menor medida, alguna vez.