Madrid, invierno de 1942. Como en un caleidoscopio, un enjambre de personajes se mueven por la ciudad gélida y miserable de la posguerra, tratando de comer caliente, esquivar el frío, saciar el deseo sexual, librarse de la tuberculosis, huir de la policía, matar el tiempo o simplemente sobrevivir. Un café, una taberna, un burdel, un cementerio, las calles de Madrid... son algunos de los escenarios en los que se mueven los personajes de esta novela, seres desamparados que aman, sueñan, sienten miedo, pasan hambre, intuyen alguna esperanza o se congratulan de simplemente seguir vivos un día más. Como el propio Cela afirma en una nota a la primera edición, esta novela ""no es otra cosa que un trozo de vida narrado paso a paso, sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre"" La colmena es la crónica de la mísera cotidianeidad de la posguerra, el retrato de seres a la deriva y una desgarrada meditación existencial. El resultado es una de las grandes novelas contemporáneas de la literatura española y probablemente la obra maestra de su autor.