Si lengua e ideología son ámbitos estrechamente relacionados, como los analistas críticos del discurso están poniendo de manifiesto, ha de aceptarse la capacidad de las lenguas para reflejar las ideas fundamentales de las colectividades que las hablan, así como para influir sobre ellas. La sociolingüística ha demostrado que el uso cotidiano de la lengua revela diferencias propiamente lingüísticas entre hombres y mujeres, y que éstas pueden funcionar como marcas de grupo que denotan percepciones sobre el género que responden en general a las conductas y los hábitos sociales de una época o una comunidad determinadas. El Instituto Cervantes, entidad destinada a la difusión de la lengua y la cultura, transmisora de una imagen de España y del mundo hispánico ligada al respeto y la tolerancia, no puede ser indiferente a los usos de la lengua española que reflejan y transmiten ideas o actitudes discriminatorias por razón de sexo o de género. Por eso ha elaborado con el apoyo del Instituto de la Mujer un plan de igualdad propio. Esta guía de comunicación no sexista pone a disposición de sus lectores la información necesaria para que su uso de la lengua española no refleje discriminación por razón de sexo o género. No es un reglamento ni un código ni una rígida norma y su voluntad no es otra que orientar, recomendar, presentar opciones, guiar el uso lingüístico, de forma que sea posible evitar o minimizar los elementos discriminatorios que, por desconocimiento o hábito, pudieran aparecer en la práctica comunicativa. Carmen Caffarel, Directora del Instituto Cervantes «A partir de la Ley Orgánica para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres se reconoce explícitamente la necesidad de nombrar en femenino y en masculino. Esta obra es un buen ejemplo de cómo hacerlo». Laura Seara Sobrado, Directora general del Instituto de la Mujer