Desde los viajeros románticos al expresidente Bill Clinton, pocas ciudades de España han sido merecedoras de tantos elogios como esta capital andaluza a los pies de una sierra imponente cubierta de nieve. Lugares como la Alhambra, la Carrera del Darro, la Alcaicería o el barrio del Albaicín conservan el embrujo oriental de siglos de dominación musulmana y nos permiten imaginar cómo fue aquella Granada cuyos sultanes tanto lloraron.