A Bill Bryson se le ocurrió un día la idea de que dedicamos mucho más tiempo a estudiar las batallas y las guerras de la historia que a reflexionar sobre aquello de lo que en realidad está hecha la historia: siglos de gente desarrollando con discreción sus tareas diarias, comiendo, durmiendo y tratando de vivir con más comodidades, y que la mayor parte de los principales descubrimientos de la humanidad se encuentran en la mismísima estructura de las casas que habitamos. Esto fue lo que le inspiró a iniciar un viaje por su propia casa, una vieja rectoría de Nordfolk, y a pasear de habitación en habitación reflexionando sobre el origen de los objetos cotidianos de la vida. En su recorrido llevó a cabo una cantidad prodigiosa de investigación sobre la historia de absolutamente todo, desde la arquitectura a la electricidad, desde la conservación de los alimentos a las epidemias, desde el comercio de las especias a la Torre Eiffel, desde los miriñaques a los retretes; y sobre las mentes brillantes, creativas y a menudo excéntricas que encontramos detrás de todo ello. Bryson aplica la misma curiosidad incontenible y el mismo ingenio irresistible que hicieron de Una breve historia de casi todo uno de los libros más elogiados de la última década, y ofrece uno de los libros más entretenidos y esclarecedores sobre la historia de nuestra forma de vida.