Junto a Herzog, de Saul Bellow, El mal de Portnoy (1967) define la literatura estadounidense de origen judío de los años sesenta. Esta obra maestra, quizá la que le dio a su autor un lugar que aún no ha abandonado en el Parnaso de los escritores americanos, transcurre en la consulta de un psicoanalista, un sitio muy apropiado para una novela insana sobre la experiencia judía. Su protagonista, Alex Portnoy, lleno de deseos que repugnan a su conciencia y de una conciencia que repugna a sus deseos, nos cuenta su vida en un monólogo hilarante: la infancia y adolescencia marcadas por unos padre de moralidad estricta y por tanto, transcurrida en su mayor parte en un encierro voluntario en el cuarto de baño; y la madurez, no muy lejana a sus etapas anteriores gracias a la obsesión que vertebra su vida, el sexo, casi siempre practicado con muchachas gentiles, como si penetrándolas pudiera entrar en su ambiente social, "como si follando quisiera descubrir América. Conquistar América". "Roth es el escritor más valiente de Estados Unidos. Es moralmente valiente, políticamente valiente. Y Portnoy es parte de esa valentía." CYNTHIA OZICK