El lado frío de la almohada es aquel lugar donde se depositan los sueños que no se pueden cumplir y que no son tan inofensivos como parecen. Nos quitan el ímpetu, la fuerza. El sueño de Philip Hull, diplomático estadounidense, y el de Laura Bahía, asesora fiscal de origen cubano, coinciden en gran medida: ambos quieren ser necesarios, influir en el curso del mundo. En el lado caliente de la almohada comparten la necesidad de ser amados, de tocar y de que les toquen. Pero en la vida, Madrid, 2003, la guerra de Irak es un viento que hace hondear banderas, asumir lealtades, desvelar secretos. Historia de espionaje y amor, El lado frío de la almohada es una reflexión sobre el poder de intervención de la literatura y la necesidad de comprender que narrar nunca es un acto neutral. «¿Quién no ha buscado nunca en las noches desasosegadas, intranquilas, calurosas e inciertas -el angustioso mundo de hoy- el lado frío y más fresco de la almohada?» Rafael Conte