La novela policíaca más desternillante de la última década. Aparece el primer presentador de televisión asesinado. No pasa nada. El segundo, casualidad. El tercero, empiezan las hipótesis. Una cascada de asesinatos de presentadores de informativos pone patas arriba los servicios de Seguridad del Estado. El presidente del Gobierno exige encontrar al culpable ante la alarma general que mantiene al país enterado a través de un solo informativo pactado entre las cadenas, cuyos periodistas están confi nados para garantizar su seguridad. Mientras, el asesino sigue matando. Y policías, espías, servicios de inteligencia y el Gobierno dando excusas en sus comparecencias.