Hoy en día, es imposible encontrar a alguien que no esté presente en Internet, incluso ha cambiado nuestro lenguaje: " googlear " y " bloguear " se utilizan como verbos, y las redes sociales no tienen nada que ver con los encuentros cara a cara. Existen diversas formas de tener presencia en la Web. Puede chatear con sus amigos a través de una página de Facebook, compartir imágenes con otros usuarios por medio de Flickr, publicar videos caseros en YouTube o escribir un diario en un blog alojado en Blogger. Pero si ha comprado esta obra, sin duda busca el estándar de oro de la red: un sitio Web propio. Un sitio Web propio le permite decidir exactamente para qué sirve y controlarlo en su totalidad, integrar otros servicios basados en la red, como Twitter o Facebook e incluir sus vídeos de YouTube. No obstante, tanta libertad supone una gran responsabilidad y tendrá que asegurarse que su web no parezca un anuario de la década de 1960.