Cualquier mujer sentada en un bar de alterne a la espera de clientes sabe que el comportamiento de un hombre que lo ha perdido todo menos la vida es un misterio. Quien no se lo crea, que vaya y pregunte a las chicas del Lolita's Club, un tugurio de periferia cerca de Barcelona donde Nancy, Bárbara y Milena venden caricias a granel, mientras doña Lola atiende la barra y despacha con los chulos de turno.