A Callie todo le sale mal; está cansada de ser la típica chica torpe y empollona. Por eso durante una excursión a Londres decide comprar su entrada a la popularidad: un auténtico par de zapatos Prada. Pero estos resultan ser demasiado altos y, nada más comprarlos, tropieza en una de las adoquinadas aceras londinenses y cae golpeándose la cabeza. Al despertar, se encuentra en 1815. De repente se ve perdida, pero por suerte la confunden con una antigua amiga de la familia del duque de Harksbury a quien esperan de visita. Allí conocerá a Emily, la amable prima de Alex, el guapísimo pero arrogante duque de quien Callie se enamorará perdidamente y quien parece esconder algo siniestro