Indira sueña con una vida normal, una familia normal, un país normal. Sueña con ir al colegio, coger el tranvía, salir de paseo. Sueña con enamorarse, con ser esposa y madre. Pero su destino ya ha sido escrito. La familia de Indira será la India al completo, una nación frágil de fronteras desdibujadas; su casa será el palacio del poder; sus hijos, los millones de indios que buscaron en su sari cándido y sus ojos ardientes, una esperanza de salvación